Medicamentos en el Sistema General de Seguridad Social en Salud
¿Fuego que combate fuego?
Por químico farmacéutico Luis Guillermo Restrepo V.
Presidente de Assosalud
Asociación Nacional de Profesiones de la Salud
Desde la promulgación de la Ley 100 en diciembre de 1993, los medicamentos hacen parte de las prestaciones que brinda el Plan Obligatorio del Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia. Es lógico que así sea, porque los medicamentos son una herramienta terapéutica ampliamente usada, principalmente por parte del médico, en las diferentes intervenciones que realiza.
En el Artículo 156 de la mencionada Ley se estableció que todos los afiliados al Sistema General de Seguridad Social en Salud recibirían un Plan Integral de protección de la salud, con atención preventiva, médico-quirúrgica y medicamentos esenciales, que constituye el denominado el Plan Obligatorio de Salud. La estrategia de Medicamentos Esenciales había sido adoptada por la Organización Mundial de la Salud en 1977 con la aprobación de la primera Lista Modelo por parte del Comité de Expertos para la Selección Medicamentos Esenciales, pero en Colombia la primera lista de medicamentos se elaboró en 1948 para el Instituto Colombiano de los Seguros Sociales.
Desde aquel momento se utilizaban las denominaciones comunes internacionales y desde 1965 se estratificó por niveles de atención. De un lado, el concepto de Medicamento Esencial reconoce que no todos los medicamentos que se encuentran en el mercado tienen la misma pertinencia para la salud pública y que existen algunos más eficaces y seguros que otros en relación a su costo; y de otro, la utilización de denominaciones comunes internacionales, también conocidas como "nombres genéricos", es una poderosa herramienta para disminuir las asimetrías de información que florecen con el uso intensivo de marcas comerciales y de estrategias publicitarias y permite también promover la asequibilidad a través de la disminución de precios posibilitada por la competencia.
Igualmente, el Artículo 245 de la Ley 100 de 1993 creó el InstitutoNacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, como un establecimiento público del orden nacional, adscrito al Ministerio de la Protección Social, con personería jurídica, patrimonio independiente y autonomía administrativa, respondiendo a un viejo clamor del sector salud, con el objeto de ejecutar las políticas en materia de vigilancia sanitaria y de control de calidad de medicamentos, productos biológicos, alimentos, bebidas, cosméticos, dispositivos y elementos médico-quirúrgicos, odontológicos, productos naturales homeopáticos y los generados por biotecnología, reactivos de diagnóstico, y otros que puedan tener impacto en la salud individual y colectiva. Esta función desbordaba la capacidadde las instituciones existentes hasta ese momento.
Desde la perspectiva de la utilización de los medicamentos, en el sistema de salud anterior existía una triada paciente - Prestadoras de Servicios de Salud - Industria, con una influencia determinantede esta última. En general, los costos asociados a la atención en salud de los usuarios eran pagados directamente de su propio bolsillo o indirectamente a través del Estado. El sistema estaba organizado en torno a la oferta de servicios y productos, controlada de una manera sutil (a veces no tanto) por los intereses económicosy comerciales que, eventualmente, podían considerarse legítimos, de la industria proveedora de insumos para la salud.
La Ley 100 cambió las relaciones de mercado al poner en escena a las aseguradoras en salud, concebidas inicialmente como "agentes" del usuario, que no tiene elementos suficientes para evaluar las intervenciones de los prestadores de servicios. Las empresas promotoras de salud o EPS tienen como funciones básicas la afiliación y la administración de los recursos económicos de sus usuarios destinados a salud. Mientras menor sea el gasto generado por sus usuarios, mayores serán las ganancias de las EPS, es decir, existe un interés opuesto al de la industria que, bajo la perspectiva de las ganancias, espera que los usuarios consuman el mayor volumen posible de sus productos. Hoy, después de 15 años de este experimento, en el cual se ha profundizado la operación del sistema de mercado como solución en salud para la población, al incluir también bajo este modelo la prestación de servicios, las dificultades originales parecen recrudecerse, pero instaladas en un nuevo nivel.
Si antes era difícil para una persona o para su médico evaluar las bondades de utilizar un medicamento y hacer uso adecuado del mismo, ahora lo es para el sistema, que no consigue desprenderse de su vocación asistencialista y farmacodependiente marcada por los intereses comerciales que dominan la escena. Si antes no alcanzaba el gasto de bolsillo de quienes requerían de los medicamentos para que la población tuviera acceso a los medicamentos, ahora tampoco es suficiente el dinero proveniente de la socialización de estos gastos entre estos y quienes no los requieren. Si antes teníamos problemas para garantizar la calidad por falta de estructuras y capacidad adecuadas, hoy seguimos enfrascados en discusiones que deberían haberse superado con la mejora en estos elementos, pero cuyo objeto no es este, sino generar barreras a la competencia.
Habría que preguntarse si no hemos errado en el camino al tratar decorregir el mercado farmacéutico insertándolo en un mercado más grande. Preguntarse si es que hemos confiando demasiado en el poder de la innovación y la tecnología y nos hemos esforzado muy poco por mejorar nuestra capacidad de construir una vida sana. Recientemente, se ha acuñado el término Farmagedón para describir "la perspectiva de un mundo en el cual los medicamentos y la medicina producen más iatrogenia que salud, y en el que el progreso médico hace más mal que bien", aún en el entendido de que todos actuamos persiguiendo intereses legítimos y de buena fe, de manera análoga a como hemos propiciado el cambio climático que proviene de la suma de conductas y prácticas particulares, aparentemente inofensivas, pero que llevan a un resultado finalindeseado e imprevisto.Ojalá podamos discutir seriamente este problema antes de que sea demasiado tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario